Lic. Gabriela Mundiñano
*Trabajo presentado en la 2º Jornada del Equipo de
Niños del Hospital Álvarez: “La Infancia en los Márgenes” (2013).
Sabemos
que los niños tienen miedos de
distinta intensidad que muchas veces van desapareciendo solos, transformándose,
sin que ameriten una consulta.
La
intensión en este trabajo es pensar respecto a los miedos infantiles, la
función que éstos cumplen en la constitución de un sujeto.
¿Es
lo mismo hablar de miedos infantiles y fobias? ¿Qué hace que algunos niños
constituyan una fobia y otros no? ¿Qué hace que algunos miedos sean
inmanejables y ameriten la consulta?
En
este trabajo intentaremos, a través de un recorrido por textos de Freud y
Lacan, formular algunas posibles respuestas a estas preguntas.
La
hipótesis que sostiene estas preguntas es que en el camino de la constitución
subjetiva no se puede saltear la etapa de los miedos. Podríamos decir que al
revés de lo que pasa en los cuentos y en las películas, donde primero aparece
el fantasma y después el miedo, en la constitución de una neurosis primero está
el miedo.
Empezaremos
por plantear que los miedos infantiles dan cuenta de la presencia de angustia,
angustia porque la pulsión no encuentra cauce y se evidenciará como miedos
indeterminados, metonímicos, en terrores nocturnos, como desvalimiento...
A
propósito leemos en Freud en Inhibición,
síntoma y angustia: “La mayoría de las fobias, hasta donde podemos
abarcarlas hoy, se remontan a una angustia del yo, como la indicada, frente a
exigencias de la libido... ". Podemos pensar que en el niño, un sujeto en
constitución, hay una libido que no se liga psíquicamente y que emerge como
angustia. Freud en la 32° conferencia
"Angustia y vida pulsional"
se refiere a uno de los modos en que se genera angustia por
"trasmudación directa de la libido" y una de las razones que da de esta trasmudación es lo que llama
"endeblez infantil del yo".
Hasta
aquí entonces la presencia de angustia nos dice de una libido no ligada, que
está en relación con este sujeto en vías de constitución. De su ingreso en un
universo simbólico que lo preexiste, que lo inunda en cuanto individuo pero al
que todavía no ha advenido como sujeto. Considero que en El Seminario 10: La Angustia
de Lacan podemos leer lo anteriormente señalado cuando indica:
"Ahora bien sucumbimos a la necesidad de poner al principio al sujeto,
olvidando que el sujeto, como sujeto, no es identificable con el individuo.
Aunque el sujeto esté ajeno, como individuo al orden que le concierne como
sujeto, ese orden (simbólico) no deja de existir"...
Cuando
los miedos aparecen, no siempre con la misma intensidad, podemos pensar que dan
cuenta del camino de la constitución subjetiva. El campo del Otro, el lugar
donde se sitúa la cadena significante, es el campo de ese ser viviente donde el
sujeto tiene que aparecer. Del ser viviente, llamado a la subjetividad, se
manifiesta la pulsión. La
relación del sujeto con el Otro se engendra en un proceso de hiancia.
En
El Seminario 11, Lacan ubica las operaciones de
alineación-separación: La primera -alienación- es el efecto de la estructura
del lenguaje que divide al sujeto con un S1,
independiente del significado, designando al ser, sin darle sentido; que
sellando al sujeto lo convierte en una nada
incapaz de acceder a la palabra. En ese punto ubica el llamado a un S2;
que brinda sentido y borra el ser, afánisis del sujeto. La separación es la
operación de esa pérdida que deviene causa, que es el objeto a. Particular torsión topológica que
establece la fórmula del fantasma, que fija ese instante de conjunción entre
Sujeto y a, que oculta el deseo del
Otro y el objeto que el sujeto fue para ese deseo. En este texto enfatiza el
efecto de falta del sujeto en la alienación, vinculada al significante
afanisíaco, que obtura lo que de ser puede darle el significante al sujeto, el
S1 que queda oculto por
acción del S2. Pérdida que se recupera en la constitución
del fantasma, sujeto en tanto objeto para el Otro. El vínculo del sujeto con el Otro: constituye
función de borde, relacionada con la pulsión.
Uno
se constituye a partir del resto, por eso que no queda capturado por el
significante y por ende llevaremos la marca del no todo dicho, por ejemplo la
mancha del caballo alrededor de la boca en Juanito. Entonces vemos aparecer en
lo concreto, el miedo a la desaparición del Otro. Una paciente de 4 años, antes
de entrar al consultorio, le dice a su mamá: "¿Vas a estar acá cuando
salga, no?"
Podríamos
decir no es, sin miedo/angustia, que nos constituimos.
Ahora,
continuando con lo propuesto y tomando algunas conceptualizaciones de Freud en
el texto Lo inconsciente podríamos
pensar que cuando se refiere a las tres fases en la formación de una histeria
de angustia ; la primer fase, donde hay surgimiento de angustia pero sin saber
ante que, aunque sospecha que se trata
de una moción libidinal inconsciente que intenta acceder a la conciencia, lo
podríamos homologar al momento de la irrupción de los miedos infantiles, que
van cambiando de objeto metonímicamente. En la segunda fase es cuando para
domeñar el desarrollo de angustia dice Freud, se dio un primer paso invistiendo
una representación sustitutiva que por un lado se entrama con la representación
rechazada, y por el otro se sustrae a la represión por el alejamiento de
aquella. Es decir que esta contrainvestidura del sistema consciente ha llevado
a la formación sustitutiva. Se produce un movimiento de la angustia al miedo
ante el objeto de la fobia.
Entonces la constitución de una fobia en la infancia
creo que podemos pensarla como una respuesta, un trabajo sobre la angustia, un
intento, fallido claro, de tratamiento de la misma. En Inhibición, síntoma y angustia Freud ubica la formación de la
fobia, como una formación sustitutiva que una de las ventajas que tiene es que:
"permite al yo suspender el desarrollo de angustia" y dice que "la angustia de la fobia es
facultativa", ya que emerge sólo en presencia del objeto
fóbico.
El trabajo de la fobia de sustitución de, en
este momento para Freud, el padre por el animal es lo que daría cuenta de un
paso más en el tratamiento de la angustia y la posibilidad de comenzar a
enmarcar el objeto de la angustia.
Lacan
en el Seminario 4 sostiene que la
fobia estructura el mundo del niño, sitúa un interior y exterior : ..."Hasta
ese momento, el niño estaba, en suma, en el interior de su madre, acaba de ser
rechazado, o se lo imagina, está angustiado y entonces, con ayuda de la fobia,
instaura un nuevo orden del interior y del exterior, una serie de umbrales que
se ponen a estructurar el mundo"...
En
dicho Seminario; Lacan va a decir que con la salida del complejo de Edipo el
niño tiene que dar un paso de lo imaginario a lo simbólico, que puede ocurrir
sin que haya que constituir una fobia, o pasar por un análisis. Pero en el caso
de Juanito, la carencia paterna y el encuentro con el pene real (pulsión) van a
necesitar este rodeo.
Colette
Soler en un libro de 2006 toma dos casos conocidos del psicoanálisis de niños
como son el “Caso Juanito” de Freud y el caso de “la pequeña Piggle” de
Winnicott; establece algunas diferencias entre estos casos mencionando una que
me parece nos ayudará a pensar en la línea que venimos desarrollando. Dice que
Piggle no tiene fobias y que Juanito sí y además que con la fobia al caballo ha
logrado transformar su angustia en síntoma. Piggle tiene pesadillas, no se
quiere ir a acostar, no quiere dormir, sus noches son particularmente agitadas,
no puede huir de sus pesadillas, ellas la persiguen.
En
el mismo texto dice Soler: ..."La fobia, como elaboración sintomática de
la angustia, alivia por el hecho de que la localiza desplazándola de su lugar
de origen-a saber, el cara a cara con la madre- hacia un objeto más alejado,
que se puede evitar. Es un gran beneficio para el sujeto."
Para
concluir por un lado los miedos y las fobias, son instancias que los niños
transitan en su camino hacia la constitución, generalmente se las arreglan para
sortear estas disonancias, arreglarlas y seguir adelante. Pero cuando hacen
tanto ruido que los padres no pueden transformarlas en música llegan al
consultorio. Ante la carencia materna en ocasiones el padre puede actuar pero,
si no es así, será el analista quien tenga que hacerlo y acompañar al sujeto en
el armado de la composición musical. Sin olvidar que hay un resto imposible de
acallar.
BIBLIOGRAFIÁ
-Freud,
S., "Inhbición, síntoma y
angustia" en Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires 1992, t.XX
-Freud,
S., "Conferencia 32°.Angustia y vida pulsional" en Obras Completas,
op.cit., t.XXII
-Freud,
S., "Lo inconciente" en Obras Completas, op. cit., tXIV
-Lacan,
J., El Seminario. Libro 4: "Las relaciones de objeto", Paidós, Buenos
Aires 1994
-Lacan,
J., El Seminario. Libro 10: "La angustia" , Paidos, Buenos Aires,
2006
-Lacan,
J., El Seminario. Libro 11: "Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis", Paidós , Buenos Aires, 1984
-Soler,
C., "Lo que Lacan dijo de las mujeres", Paidós, Buenos Aires, 2006
[1] el compás es el espacio en el que se escriben
todas las notas de ese espacio musical y que representa la mínima parte de esa
composición. Se limita por cada lado con una raya vertical.